
Después de nuestra última madrugada extraordinaria, retomamos la "normalidad" de nuestra rutina de comunidad.
Iniciamos un poco atrasados esperando a los últimos valientes rezagados, que atrapados por las sábanas, tuvieron dificultad en encontrar el camino al Santuario. Pero nuestro Señor es misericordioso, sobre todo cuando ve el entusiasmo en el desarrollo de los Laudes dirigidos por nuestro hermano JuanS, y la posterior liturgia dirigida por ClaudioV.
Múltiples reflexiones se pueden extraer del evangelio de este sábado (Lucas 18, 9-14), el fariseo y el públicano en la sinagoga, el primero congratulandose de si mismo, el segundo pidiendo perdón por ser pecador, y Cristo, a través de este ejemplo, enseñando sobre la humildad: "Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

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