Madrugada en Sábado Santo

El altar estaba vacío y el tabernáculo abierto: signo de que Cristo está entre los muertos, antes de su resurrección. Así nos reunimos a orar, meditar, pedir y agradecer. Pensando en el sufrimiento de Cristo, pensando en el sufrimiento de María su madre, en la incertidumbre inicial de quienes lo siguieron, y en su legado. Un legado de amor a través del dolor. Un legado de un Dios vivo, que a través de su resurrección, se queda con nosotros para siempre, Eucaristía mediante.

Qué responsabilidad para nosotros, discípulos-misioneros que debemos encarar nuestro diario vivir con la responsabilidad de representar dicho legado de sacrificio y de amor a través de nuestros propios actos.

Al finalizar la madrugada, pasamos a besar al Cristo en la cruz, que yacía en el suelo. Signo de su muerte, promesa de su resurrección.

Hincar la rodilla ante el altar vacío nos recuerda que la transición de dolor del Señor, hoy nos confirma en una Fe viva, que se manifiesta a través de gestos simbólicos, y también a través de hechos concretos, a través de los que buscamos ser mejores padres, personas, servidores de Dios, dignos hijos de María.

19 varones fue la asistencia en esta jornada, contando con la asistencia de dos madrugadores de paso por la ciudad: Marco R. de Puerto Montt y Sergio G., uno de los fundadores de los Madrugadores de Osorno y que ahora trabaja en Lima. También recibimos cordialmente a Roberto J. de regreso al grupo después de un largo receso, Andres R. asistió con su hijito y, finalmente, se incorporó al grupo Natalio F. como nuevo madrugador, que también es apoderado nuevo del Colegio Mariano.
Durante el desayuno nos llamó Abel G. quien madrugó en Barrancas, San Antonio, nos recordó del Encuentro Regional de Madrugadores, que se realizará en Placilla este sábado 18 de abril, al que estamos todos invitados.