Los “Madrugadores” realizan su XI Encuentro Nacional en Temuco, providencialmente en esta fecha en que se da comienzo a la gran “MISIÓN CONTINENTAL” en su primera etapa de “motivación y sensibilización”. Se trata de poner a la Iglesia en un “estado de misión permanente” para asumir el desafío surgido en Aparecida: ser “discípulos misioneros de Jesucristo para que en Él nuestro pueblo tenga vida”.
Sin duda, el hecho de “ser madrugadores” llena de orgullo por lo que significa levantarse cada Sábado y movilizarse hacia el Santuario de Ayinrehue o hacia la Parroquia San Juan Bautista para cantar, alabar, adorar, orar y celebrar la vida en la Eucaristía y luego compartir el clásico desayuno con “huevos revueltos” y la breve reunión. En este último tiempo, esta congregación matinal ha estado motivada precisamente para profundizar en nuestra conversión a Dios y a los hermanos, para prepararse espiritualmente a este XI Encuentro Nacional, en unión con los cientos de madrugadores de otras localidades de Chile convocadas a la Diócesis San José de Temuco.
Sin embargo, lo que más debemos destacar no es el hecho de “ser madrugadores”, sino el ser DISCIPULOS MISIONEROS, pues, “el varón debe, en cuanto bautizado, sentirse enviado por la Iglesia a dar testimonio” (DA, n. 460) y, entonces, revertir la realidad que describen los obispos del Continente: “un porcentaje significativo de ellos se han mantenido más bien al margen de la Iglesia y del compromiso (…), han venido alejándose de Jesucristo”. Y esta situación ha provocado aumentar la “separación entre fe y cultura”, con la consecuente “debilidad para resistir el embate y seducciones de una cultura consumista, frívola y competitiva” (…), y “terminan siendo deshumanizadores” (DA, n. 461).
Qué importante es entonces que los “madrugadores” hagan recobrar para ellos mismo y para los miles de hombres chilenos, “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (DA, n. 552). Las recientes Orientaciones Pastorales Nacionales señalan la necesidad de “ir” con el Evangelio (es decir, con los valores y criterios de Jesús), prioritariamente hacia los “constructores de la sociedad”, es decir, “los trabajadores, empresarios, líderes sociales, académicos, universitarios, políticos y comunicadores”, como también hacia “los pobres y excluidos”, para en justicia y solidaridad ayudar a superar las situaciones que les oprimen (nn. 87.4 y 87.5). “La caridad de Cristo nos urge”, enseñaba con elocuencia y con su propio testimonio el querido Cardenal Raúl Silva. ¡Este es el motivo de nuestras madrugadas y una de nuestras acciones misioneras prioritarias!
Mi admiración y bendición a todos los “discípulos misioneros de Jesucristo” que “madrugan”, bajo la compañía de la Virgen María, para realizar esta GRAN MISIÓN CONTINENTAL.
Sin duda, el hecho de “ser madrugadores” llena de orgullo por lo que significa levantarse cada Sábado y movilizarse hacia el Santuario de Ayinrehue o hacia la Parroquia San Juan Bautista para cantar, alabar, adorar, orar y celebrar la vida en la Eucaristía y luego compartir el clásico desayuno con “huevos revueltos” y la breve reunión. En este último tiempo, esta congregación matinal ha estado motivada precisamente para profundizar en nuestra conversión a Dios y a los hermanos, para prepararse espiritualmente a este XI Encuentro Nacional, en unión con los cientos de madrugadores de otras localidades de Chile convocadas a la Diócesis San José de Temuco.
Sin embargo, lo que más debemos destacar no es el hecho de “ser madrugadores”, sino el ser DISCIPULOS MISIONEROS, pues, “el varón debe, en cuanto bautizado, sentirse enviado por la Iglesia a dar testimonio” (DA, n. 460) y, entonces, revertir la realidad que describen los obispos del Continente: “un porcentaje significativo de ellos se han mantenido más bien al margen de la Iglesia y del compromiso (…), han venido alejándose de Jesucristo”. Y esta situación ha provocado aumentar la “separación entre fe y cultura”, con la consecuente “debilidad para resistir el embate y seducciones de una cultura consumista, frívola y competitiva” (…), y “terminan siendo deshumanizadores” (DA, n. 461).
Qué importante es entonces que los “madrugadores” hagan recobrar para ellos mismo y para los miles de hombres chilenos, “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (DA, n. 552). Las recientes Orientaciones Pastorales Nacionales señalan la necesidad de “ir” con el Evangelio (es decir, con los valores y criterios de Jesús), prioritariamente hacia los “constructores de la sociedad”, es decir, “los trabajadores, empresarios, líderes sociales, académicos, universitarios, políticos y comunicadores”, como también hacia “los pobres y excluidos”, para en justicia y solidaridad ayudar a superar las situaciones que les oprimen (nn. 87.4 y 87.5). “La caridad de Cristo nos urge”, enseñaba con elocuencia y con su propio testimonio el querido Cardenal Raúl Silva. ¡Este es el motivo de nuestras madrugadas y una de nuestras acciones misioneras prioritarias!
Mi admiración y bendición a todos los “discípulos misioneros de Jesucristo” que “madrugan”, bajo la compañía de la Virgen María, para realizar esta GRAN MISIÓN CONTINENTAL.
Padre Giglio Linfati Cantergiani
Párroco de San Juan Bautista de Temuco
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